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Otra oportunidad

Otra oportunidad – La sorpresiva reaparición pública del empresario tamaulipeco Lino Korrodi reafirmó su condición de ave de tempestades y, me parece, metió a Andrés Manuel López Obrador en uno de esos traspiés que le han restado los votos que el Peje siempre alega haber perdido por la vía del fraude electoral.

Cercanísimo a Vicente Fox desde que ambos trabajaron en la empresa Coca Cola hace ya medio siglo, Korrodi fue pieza fundamental para que el guanajuatense llegara a ser gobernador de Guanajuato en 1995 y presidente de la República en el año 2000.

Como el gran recaudador de fondos para la campaña presidencial foxista, fundó la asociación civil “Amigos de Fox”, que años después fue señalada como responsable de una red de financiamiento ilegal en la que estarían involucradas empresas del propio Korrodi, lo que detonó un escándalo de grandes proporciones.

La investigación a los “Amigos de Fox”, resultado de una denuncia del PRI luego de su derrota electoral que lo sacó de Los Pinos tras 7 décadas de lo que Mario Vargas Llosa calificó como “la dictadura perfecta”, derivó en una multa de casi 500 millones de pesos impuesta en octubre de 2003 por el Instituto Federal Electoral contra los partidos que habían postulado al presidente Fox vía la Alianza por el Cambio: el PAN y el Verde Ecologista.

Ahí inició el distanciamiento entre ambos personajes, que incluso derivó en insultos del empresario a su antiguo amigo y socio Fox Quesada, a quien llegó a llamar “miserable”, “raterillo” y “sinvergüenza”.

Polémico, como decía, Lino Korrodi declinó en 2010 una invitación del PRD para ser su candidato a la gubernatura de Tamaulipas, y desde entonces hasta el sábado pasado había mantenido un perfil más bien bajo en los medios de comunicación.

Fue en Hermosillo donde Korrodi se adhirió al Acuerdo de Unidad que promueve Andrés Manuel López Obrador de cara a su tercera campaña en pos de la Presidencia de la República, y parece que con ello el tabasqueño se mete nuevamente en problemas.

Porque las declaraciones que hizo ante los cuestionamientos de la prensa sobre el pasado del famoso “amigo de Fox”, seguramente lo perseguirán durante toda la campaña electoral en el 2018.

Como el “¡cállate, chachalaca!” que AMLO le espetó a Vicente Fox presidente durante su campaña en el 2006, en 2018 resonará una y otra vez la “otra oportunidad” que ahora le concede a Korrodi para acompañarlo en Morena.

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Parece que López Obrador no entiende que no entiende, porque ya había sido objeto de severas críticas cuando habló del “perdón” a personajes que ahora lo secundan, como Manuel Bartlett Díaz, secretario de Gobernación y responsable de la “caída del sistema” en las elecciones de 1988, que no pocos piensan que ganó Cuauhtémoc Cárdenas y no Carlos Salinas de Gortari.

Señalado como mesiánico en repetidas ocasiones, se han vertido ríos de tinta que señalan el talante “iluminado” de un político que ahora nos dice que Lino Korrodi “merece una segunda oportunidad” y que “tiene derecho a rectificar”.

Más pausado que de costumbre, incluso titubeante, Andrés Manuel dijo: “No es posible que el que cometa un error ya está condenado a la marginación, a estar estigmatizado de por vida; creo que se vale rectificar en la vida y que hay que aceptar a todos, mujeres y hombres de buena voluntad que quieren luchar por un verdadero cambio”.

¡Vaya magnanimidad!

Aunque la pregunta siguiente es si le concederá esa providencial nueva oportunidad a su exsecretario de Finanzas, el apostador Gustavo Ponce, o si finalmente reconocerá que ya perdonó al “señor de las ligas” René Bejarano, que parece seguir apoyándolo desde lo que queda del PRD.

AMLO considera que en Morena se admiten personas de “buena fe” y que si han cometido errores ahí los pueden redimir. ¡Oh, gracias, gran señor!

¿Y quién define los límites entre la buena y la mala fe? Por supuesto él mismo: el López Obrador que es el primero en estigmatizar y condenar a quienes no coincidimos con sus posturas políticas y proyecto de país, que estaremos irremediable e inexorablemente en el purgatorio de la “mafia del poder”

Así habló el Peje. Sus adversarios se cansarán de recordárselo durante la próxima campaña.