Se quiere se puede – Empezaba a desesperarse por las circunstancias laborales que incidían en su estabilidad familiar. Era profesor de escuela telesecundaria en una comunidad remota del norte del estado de Zacatecas. Su esposa y sus tres pequeñas hijas, vivían a casi cien kilómetros de distancia. Un deteriorado camino de terracería, los magros recursos económicos les mantenían incomunicados. Algo debía hacerse para remediar esa situación exasperante.
Su petición para cambiarse de Centro de trabajo fue rechazada reiteradamente, dada la baja matrícula de las escuelas cercanas al lugar que él prefería. Tenía poca antigüedad en el servicio, había una lista larga de solicitudes con más méritos que él.
Las probabilidades de una buena educación para sus hijas aumentarían considerablemente, la vida sería más llevadera si vivieran juntos. ¿Cómo conseguir trabajar cerca de sus pequeñas?.
Buscó minuciosamente en las comunidades de la región, ninguna tenía el número de alumnos suficiente para justificar un maestro más.
Sabía que la hora más oscura de la noche es la que precede al amanecer… Pero ¿Cuándo se presentaría una oportunidad para él?
Una tenue luz pareció vislumbrarse a lo lejos. Se ideó un plan parecido a un disparate. Pero quizá podría funcionar. Decidió poner manos a la obra, y resolver otras necesidades para ejecutar la idea: Visitaría a las familias con jóvenes en edad escolar, de las comunidades en la ruta hacia una escuela, distante a 15 kilómetros de su vivienda, (trece de ellos con pavimento); convencería a tutores y estudiantes de inscribirse en ese plantel; comprometiéndose a pasar por ellos diariamente, antes de las 8 de la mañana, sin ser obligatorio el pago del pasaje ordinario. Preparó el camper de su camioneta de procedencia extranjera. Se levantaría una hora más temprano, para recorrer su circuito de ida y al término de las clases haría el trayecto en sentido inverso, entregando casa por casa a sus alumnos.
Ello implicaba grandes responsabilidades en cuestión de riesgos, ser puntual, asistir todos los días del calendario, inspirar confianza a madres, padres de familia, tutores y autoridades. También implicaba una seria situación… aportar parte de su sueldo en combustible y mantenimiento.
Tiempo después fue insuficiente la camioneta. Trabajando afanosamente, tocando puertas, gestionando recursos, pudo adquirir un autobús de 40 plazas para atender la creciente demanda, logrando, con el apoyo de algunos colegas, engrandecer su plantel. Mostró que cuando se quiere, se puede.
Diariamente pasaba por el frente de una escuela secundaria técnica. El personal de la escuela y sus soberbias instalaciones, tuvieron que soportar la competencia y una disimulada provocación, al llevar estudiantes desafiando su presencia, pues ni la modalidad educativa logró persuadir a los muchachos a moverse de su telesecundaria.
¿Por qué los trabajadores creen que es suficiente con “cumplir” lo elemental para conservar su empleo?, el maestro Borjas enseñó la factibilidad de implementar proyectos en situaciones adversas, hacer algo por sí mismo y dar prestigio a la noble profesión de ser docente.
