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29 de marzo de 2024 | Dolar:$16.53

EL VERDADERO NORTE… Socavar el TLCAN

La forma es fondo. La diferencia que enfrenta a Canadá con México en el
proceso de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte
es el tiempo que se requiere para analizar a fondo la modernización del
TLCAN.

En esencia el desencuentro es político y cultural. Los canadienses son
planeados, metódicos, prefieren ir despacio pero hacer bien las cosas. Los
proyectos centrales de su nación están por encima de periodos electorales y
requieren análisis. México avanza en sentido opuesto. Nuestro tiempo se
mide en sexenios y la agenda responde a intereses personales y
particulares. En política hacemos las cosas “a la mexicana”, al aventón,
sin reflexión, planeación, supervisión y corrupción. Ejemplos sobran: El
Paso Express de Morelos, la Línea 12 del Metro o la Mega- Biblioteca José
Vasconcelos.

La discrepancia entre México y Canadá es cuestión de tiempo. Y será el
tiempo quien dirá si la prisa de nuestro país por renegociar no termina
descarrilando o socavando el futuro del TLCAN.

Ambos países irán de la mano a la mesa para discutir el documento de 18
páginas y 22 objetivos con el que Donald Trump pretende eliminar el
mecanismo de controversias entre los tres socios, establecer medidas
proteccionistas y reducir el déficit comercial con sus vecinos.

Horas antes de que Estados Unidos revelara su lista de prioridades, México
pidió a Ottawa lograr un nuevo acuerdo antes de que terminara el año, a fin
de que las pláticas no interfirieran con las elecciones presidenciales de
2018. La propuesta ha sido fuertemente impulsada por el canciller Luis
Videgaray, quien ve en el TLC 2.0 la mejor campaña rumbo a Los Pinos.

Sin embargo y ante la insistencia de la diplomacia mexicana, el Primer
Ministro Justin Trudeau, envió un contundente mensaje. Pidió “evitar atajos
políticamente tentadores”. La indirecta fue captada por la delegación
mexicana que asistió a la reunión de gobernadores de Estados Unidos en
Rhode Island, donde también se encontraba otro aspirante presidencial:
Miguel Ángel Mancera, Jefe de Gobierno de la Ciudad de México.

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La tensión entre los dos aliados creció un día después de que el
representante de Comercio Exterior, Roberto Lighthizer, envío al Congreso
estadounidense las intenciones proteccionistas de Trump para el TLCAN.

Las posiciones de ambos países chocaron en Washington. El embajador
mexicano en Estados Unidos, Gerónimo Gutiérrez, subrayó que no sería sabio
tener discusiones sobre acuerdos comerciales enmedio de una campaña
política e irónicamente advirtió que “cuando es Navidad todos quieren
colgar algo en el Árbol”. Por su parte, el embajador de Canadá, David
MacNaughton, expresó que de ninguna manera su país se precipitaría para
terminar con un mal acuerdo.

Ante la posición canadiense, el equipo negociador mexicano pidió una
reunión urgente con su contraparte. El encuentro se desarrolló el miércoles
en Ottawa. Fue a puerta cerrada y lleno de tensión. Poco se habló del
documento de Trump. El tema principal era determinar cuánto se podía
avanzar este año. Los canadienses dijeron que solo había certeza en algo:
“hay un 99% de posibilidad de que no terminemos las negociaciones este
2017”.

Después de horas de trabajo y discrepancias, la delegación mexicana logró
que Canadá aprobara, a regañadientes, un calendario más agresivo. La
condición: extender las pláticas en caso de ser necesario.

La propuesta se hizo pública el jueves 20 de julio, ya con el
consentimiento estadounidense. La renegociación empezará el 16 de agosto,
con un mínimo de 6 rondas y un máximo de 9 y cada mesa de trabajo tendrá un
intervalo de tres semanas. Esto quiere decir que las discusiones se
llevarán hasta principios de 2018.

Tras el estira y afloja, se logró un punto medio. No obstante para Canadá
el calendario será un reto difícil de lograr, a menos que México esté
dispuesto a ceder ante los caprichos y la presión de Trump o… cumplir las
aspiraciones del propio canciller mexicano.