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Voluntariado y solidaridad | Gabriel Ramírez

El voluntariado es una opción para mantener encendida la llama de la solidaridad. Sin duda, los sismos de septiembre sacudieron la conciencia de millones de mexicanos quienes reaccionaron de manera extraordinaria ante el desastre. Un mes después de la tragedia, el voluntariado puede ser una opción para quienes se preguntan qué hacer para no dejar que la energía social liberada por los terremotos se convierta en un emotivo recuerdo. Pero ¿la cultura mexicana está dispuesta a servir al prójimo por decisión libre y propia, sin remuneración alguna?

En Canadá, esta cultura ha logrado desarrollar comunidades fuertes y saludables, donde prevalece el respeto y el apoyo mutuo. Se estima que 44% de los canadienses mayores de 15 años realizan actividades altruistas. Es decir, de una población de 36 millones de habitantes, casi 12.7 millones de personas dedican 196 mil millones de horas anuales a esta labor, lo que equivale a un millón de empleos de tiempo completo, según Estadísticas Canadá.

En México, el INEGI no mide el trabajo de voluntariado. Sin embargo, a partir del reporte sobre Instituciones Sin Fines de Lucro de 2013,  se desprende que sólo un millón 379 mil mexicanos, de los 120 millones que somos, donan su tiempo, talento y esfuerzo para una causa.

Las principales razones por las que los canadienses realizan voluntariado son: retribuir lo que la comunidad les ha dado, encontrar trabajo, adquirir experiencia profesional, descubrir o perfeccionar habilidades, hacer nuevas amistades, desarrollar un sentido de pertenencia y sentirse bien con ellos mismos.

La cultura del voluntariado está tan arraigada que existen organizaciones encargadas de tender puentes entre los interesados y las organizaciones no lucrativas. Se pueden realizar actividades en distintas áreas y con todos los grupos sociales. El tiempo que la persona destina a estas labores varía: puede ser una sola vez al año;  algunas horas a la semana o por varios meses.

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Después de la tragedia, la comunidad mexicana en Canadá se organizó y decenas de personas voluntariamente se dieron a la tarea de recolectar víveres, enviar toneladas de ayuda humanitaria a las zonas afectadas y recaudar miles de dólares para los damnificados.  En un acto denominado Canada with Mexico, el alcalde de Toronto, John Tory, dijo en español estar muy orgulloso de  la comunidad mexicana en esa ciudad ya que “hace lo que mejor caracteriza a los torontonians, ayudarse unos a otros.”

Donar una hora a la semana o un par de días  al mes para realizar tareas de voluntariado marcará una diferencia positiva para nuestro país al generar una sociedad más participativa, comprometida e inclusiva. Además contribuirá a detener y contrarrestar la descomposición social que ha generado problemáticas como la violencia, pobreza y marginación.

El campo para desarrollar este tipo de actividades es tan grande como la imaginación y el quehacer humano: educación, difusión, recuperación y conservación de las identidades culturales; movimientos vecinales, defensa de los derechos de los infantes, mujeres, inmigrantes y personas mayores; apoyo a personas con alguna discapacidad; participación en campañas a favor del medio ambiente y desde luego en respuesta a situaciones de emergencia, entre muchas otras.

Si los sismos terminaron por colapsar viejas estructuras políticas y sociales, hoy tenemos la posibilidad de construir una cultura diferente de entre esos escombros. Una que deje atrás el individualismo y el egoísmo. En esa nueva realidad los mexicanos sirven a los mexicanos, trabajan no sólo para otros sino con otros, viven y sienten sus problemas como propios, igual que las acciones para solucionarlos y sus beneficios. No desaprovechemos la segunda oportunidad que nos dio un 19 de septiembre.

 

Por Gabriel Ramírez
periodista mexicano en Canadá